El invierno puede transformar una simple tarea doméstica en un verdadero desafío. Secar la ropa, en esta época del año, se vuelve especialmente complicado debido a las bajas temperaturas, la humedad y la falta de sol. Las prendas pueden pasar días húmedas, corriendo el riesgo de adquirir mal olor o incluso generar moho. Sin embargo, existen varias estrategias efectivas que permiten acelerar el proceso de secado sin depender exclusivamente del secarropas.
A continuación, una guía práctica con seis métodos que te ayudarán a mantener tu ropa seca, fresca y lista para usar incluso en los días más fríos del año.
1. Apostar al centrifugado al máximo
El secado rápido comienza desde el lavado. Asegurarse de que las prendas pasen por un buen centrifugado es clave para eliminar la mayor cantidad de agua posible. Muchos lavarropas permiten ajustar la velocidad de centrifugado: cuanto más alta, más seca saldrá la ropa. Eso sí, es importante prestar atención a las telas delicadas. En esos casos, se recomienda usar ciclos específicos para evitar daños.
2. Sacudir la ropa antes de tenderla
Un simple gesto que puede marcar la diferencia. Sacudir cada prenda antes de colgarla ayuda a reducir arrugas y facilita que el aire circule entre las fibras, acelerando el secado. Además, previene marcas o dobleces difíciles de eliminar más tarde con la plancha.
3. Escurrido extra para prendas gruesas
Ropa pesada como jeans, buzos o toallas puede retener más humedad que otras. Para acelerar su secado, se sugiere escurrirlas de forma manual, envolviéndolas en una toalla seca y presionando con suavidad. Esto absorberá el exceso de agua sin dañar las fibras, especialmente si se trata de tejidos sensibles.
4. Elegir bien dónde colgar la ropa
La ubicación del tender es determinante. Colocarlo en una habitación cerrada y sin ventilación hará que el proceso sea más lento. En cambio, si se ubica cerca de una fuente de calor —como un radiador, una estufa eléctrica o un calefactor—, el secado será más veloz. Eso sí, se debe mantener una distancia prudente para evitar accidentes.
También es fundamental dejar espacio entre prenda y prenda para favorecer la circulación del aire. Evitar colgar ropa superpuesta o amontonada es clave para lograr un secado uniforme.
5. Usar un ventilador o deshumidificador
Aunque suene contradictorio, los ventiladores también pueden ser aliados durante el invierno. El movimiento del aire facilita la evaporación de la humedad, incluso en ambientes fríos. Si se dirige el ventilador hacia el tender, el resultado será más eficiente.
Por otro lado, el uso de un deshumidificador no solo reduce la humedad del ambiente, sino que también acelera el secado de la ropa y previene la aparición de moho en paredes o techos.
6. Técnicas exprés: toalla y secador de pelo
Cuando se necesita una prenda con urgencia, existen métodos caseros rápidos. Uno de ellos consiste en envolver la prenda húmeda en una toalla seca, presionar para absorber el exceso de agua, y luego aplicar calor con un secador de pelo en modo caliente, moviéndolo de forma constante. No es recomendable para secar grandes cantidades de ropa, pero sí resulta útil para una remera o un par de medias que se necesitan con apuro.